El Inventario Nacional de Recursos Solares es uno de los proyectos más necesarios para capitalizar la energía solar que llega a México y también uno de los más importantes de Cemie-Sol. A dos años de haber iniciado actividades, ha superado sus expectativas. Así lo informó, en una entrevista con Proyectofse.mx, el responsable técnico del Inventario Nacional, el doctor Mauro Valdés.
¿Cuál era la situación en temas de información solar en México antes del Inventario? “Si usted consulta a través de internet alguna evaluación de recursos solares del país, verá que existen muchas. Desde las que hacen la NASA y la Agencia Europea, hasta las que hacemos en la UNAM, la que hace el Politécnico, las que hacen particulares… y de todas ellas, es verdad que hay unas que, a simple vista, se ven aceptables y otras que de plano se ven ridículas. ¿Cuál era la mejor medición? Simplemente no se sabía, porque no teníamos información obtenida en superficie. No había una red, no había datos que fueran precisos. Los pocos con que contábamos provenían de dos o tres estaciones en todo el país, pero no nos servían para valorar todas las evaluaciones existentes”, afirma el doctor Valdés.
Factores importantes
En México: “los elementos del clima, como la precipitación y los vientos, modifican drásticamente la distribución de radiación solar en superficie. Entonces, sin estaciones confiables, las mediciones disponibles no servían de nada, simplemente porque no había puntos en donde nosotros pudiéramos comparar lo que nosotros decíamos con medidas reales en superficie. Habría que decir que existen otros métodos indirectos, como las imágenes por satélite, a través de las cuales uno puede calcular la radiación en superficie. Pero, para realizar esto y evaluar los resultados, necesitamos medidas en superficie”, comenta el especialista.
Entonces, lo más importante era generar información confiable. Por ello, se presentó el proyecto del Inventario Nacional del Recurso Solar a Cemie-Sol: “Poner una serie de estaciones, con datos reales, con datos de alta calidad, muy confiables, tratar la evaluación del recurso solar a través de diferentes metodologías. No nada más tomar una idea, una metodología, cruzar nuestra información y sacar una nueva información. Se involucran varias universidades, varios varios grupos de investigación, para que cada uno realice su propia evaluación y, al final, tener varias y realizar una comparación de todas. Trabajamos con imágenes de satélite y otras personas utilizan modelos físicos, y vamos a generar la materia prima para que todo el mundo pueda hacer su evaluación, que todo el mundo pueda evaluar resultados”.
Originalmente, el proyecto consiguió financiamiento para 10 estaciones. Se eligieron los parámetros que se iban a medir y se unificó toda la red: debían tener los mismos equipos, el mismo procesamiento, los mismos controles de calidad. “Una vez que conseguimos las estaciones, el siguiente paso era encontrar dónde ponerlas. Aunque son estaciones automáticas, muchas veces se piensa que se ponen y ‘adiós que te vaya bien. Nos vemos cuando termine el proyecto’, pero es necesario prestarles mantenimiento todos los días”.

Estación de medición solar instalada en Gómez Palacio, Durango. Foto: Cortesía del Instituto de Geofísica de la UNAM.
¿En qué consiste el mantenimiento?
El doctor Valdés explica por qué el tipo de mantenimiento que requieren estas estaciones debe ser cotidiano. “Un mantenimiento diario consiste en limpiar el domo, ver que los instrumentos estén nivelados, ver que estén acotados, que estén donde deben de estar y que el Sol pegue donde tiene que pegar. Por ejemplo, la radiación difusa debe tener una sombra que cubra perfectamente el sensor. La radiación directa debe estar perfectamente alineada al pirheliómetro, para que la calidad de la información sea buena”.
Como controles de calidad, llevan una medición calculada que comparan contra la medida. “Por ejemplo, sabemos que la radiación global es igual a la radiación difusa más la radiación directa. Lo que hacemos es tomar la radiación global, tomar la radiación difusa, restársela y compararla con la radiación directa medida. Debe dar resultados iguales. Y después hacemos la global igual a la difusa más la directa, la sumamos y debe darnos el valor de la global medida. Deben estar iguales todas”. Con estas rutinas se comprueba que los equipos estén funcionando bien y que el mantenimiento preventivo que se les da todos los días es correcto. Por ello, uno de los factores determinantes para decidir dónde poner cada estación fue “donde se garantizara que les darían este mantenimiento, donde las cuidaran, donde estuvieran al pendiente de ellas”, asegura el doctor Valdés.
Uno de los factores determinantes para decidir dónde poner cada estación fue donde se garantizara que les darían este mantenimiento.
A ello le siguieron las alianzas. “Buscamos universidades y grupos de investigación a los que les interesara contar con estaciones, y entonces nos dimos cuenta de que hay muchas universidades que tienen estudios, ya sea de posgrado o de licenciatura, que tienen que ver con el aprovechamiento de la energía solar y que no contaban con ningún equipo de medición”. Las estaciones se colocaron en el norte del país, una franja en el centro y otra en la Península de Yucatán.
“En ese momento traspasamos los límites originales del proyecto. ¿Por qué? Porque estamos impactando directamente en la formación de recursos. Así es como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Juárez del estado de Durango, la Universidad Autónoma de Nayarit, la Autónoma de Ciudad Juárez, la Universidad de Quintana Roo y la Autónoma de Yucatán, entre otras, se involucraron en este proyecto”.
El doctor Mauro Valdés se muestra entusiasmado al hablar del Inventario: “La red está creciendo y vamos a terminar, al final de esta etapa, en lugar de 10, con 18 estaciones. Desgraciadamente, no todas son tan completas como las que nosotros instalamos, pero sí miden los tres componentes elementales: radiación global, radiación difusa y radiación directa”.
Segunda etapa
Después de este exitoso arranque, el objetivo es llegar a nuevas zonas. También llevar a tiempo real el acceso a esta información. “La red se ha vuelto una referencia nacional. Por primera vez en la historia, contamos con una referencia nacional. Ya tenemos una presencia nacional, ya hay una serie de reglamentos, ya hay una metodología que está implementada y que está funcionando”.
¿Para que servirán estas medidas? La información tendrá muchos usos. Desde toma de decisiones o inversión, hasta estudios del calentamiento global y variabilidad climática o para prevención a sobreexposición a radiación ultravioleta de la población. “Generará una serie de impactos sobre otros especialistas de información que nunca habían contado con ella. Nunca. No había ese tipo de parámetros a disposición en tantas partes del país y, además, de una manera tan confiable”.