Cuando se mencionan las palabras “energías renovables”, ya es bastante usual asociarlas a manifestaciones naturales provenientes del cielo, como el viento (energía eólica) o a la cada vez más popular energía solar. Pero no son las únicas. La geotermia también puede proporcionarnos energía eléctrica mediante el calor que se concentra debajo de la tierra.
En promedio, la temperatura bajo nuestros pies aumenta un grado Celsius por cada 33 metros de profundidad. A ello se le conoce como “gradiente geotérmico”. Pero no todos los suelos siguen esta fórmula. Existen muchos suelos de gradiente geotérmico irregular por distintas variantes; por ejemplo, aquéllos conectados a las venas de un volcán. En algunas ocasiones, estas altas temperaturas rebasan la superficie y brotan en forma de grandes vapores o fumarolas que impactan en la porosidad del suelo y la humedad de las piedras, manantiales termales (así es, como aquellos balnearios turísticos en los que la gente nada a temperaturas reconfortantes), los famosos géiseres y, desde luego, los volcanes. El calor de los suelos de gradiente geotérmico anómalo es capaz de calentar acuíferos subterráneos cercanos a temperaturas que pueden alcanzar los 360 grados Celsius. Los vapores resultantes de estas temperaturas, mediante un proceso de explotación producen electricidad. Es decir, una zona de suelo con manantiales termales o fumarolas es un indicativo de que ahí puede realizarse una excavación para explotación de energía geotérmica.
México: pionero y puntero en energía geotérmica
La extensión territorial de México proporciona varias zonas de alto potencial geotérmico. De ahí que, desde hace varios años, nuestro país sea pionero en la generación de electricidad de este tipo de energía y se ubique en los primeros lugares en capacidad eléctrica instalada (tan sólo por debajo de Estados Unidos, Filipinas, Indonesia y Nueva Zelandia).
“El primer desarrollo geotérmico de México data de la década de 1940. Casi fuimos los primeros es explotar esta energía, tan sólo por detrás de Italia, que fue el primer país en aprovechar la geotermia” explica el doctor José Manuel Romo Jones, ingeniero geofísico egresado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, investigador del Departamento de Geofísica Aplicada del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada CICESE y actual responsable técnico del Cemie-Geo: “Fue en esa década de los 40 cuando en México se descubrió lo que es considerado el segundo campo de geotermia más productivo del mundo: el de Cerro Prieto, lo que detonó una fuerte investigación de geotermia en nuestro país”. México aumentó su producción eléctrica de 75 MW en 1979, a 1017 MW en 2015.
“El primer desarrollo geotérmico de México data de la década de 1940. Casi fuimos los primeros es explotar esta energía, tan sólo por detrás de Italia, que fue el primer país en aprovechar la geotermia”
Si bien es cierto que actualmente son los Estados Unidos los que ocupan el primer lugar, debido en buena parte a su gran cantidad de géiseres, capaces de producir 2,000 MW tan sólo en el campo ubicado en el estado de California, México empezó su investigación un poco antes que el país vecino, con el descubrimiento de la zona geotérmica de Paté, en el estado de Hidalgo, que derivó en una pequeña planta cuya producción alcanzó los 2 MW. Tiempo después, se descubrió el campo de la zona de tres domos volcánicos de Cerro Prieto, en Baja California.
Actualmente, la capacidad instalada de electricidad en México mediante explotación de geotermia es de 1,047 MW, de los cuales operan 869 MW. Cerro Prieto sigue siendo la zona más importante, con 160 pozos de explotación, seguido por Los Azufres, en Michoacán; Los Humeros, al nororiente del estado de Puebla y casi en el límite con Veracruz; y alrededor del volcán de Tres Vírgenes, también en Baja California, produciendo en conjunto una capacidad eléctrica que alcanza los 6,020 GWh.
Dos años y contando
El Cemie-Geo es un proyecto al mismo tiempo que alianza entre siete instituciones académicas encabezadas por el CICESE y 10 empresas privadas.
El objetivo del Cemie-Geo es claro: “Promover y acelerar el uso y el desarrollo de la energía geotérmica en nuestro país. La idea es utilizar la infraestructura física y humana existente en el país, fortalecerla y promover su funcionamiento de manera coordinada, de tal manera que los esfuerzos se concentren en promover la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación en el campo de la energía geotérmica”, afirma el doctor Romo Jones.
De acuerdo con el experto, el desarrollo del Cemie-Geo se concentra en cuatro ejes fundamentales: 1) Evaluación de recursos geotérmicos nacionales, que es una exploración y recopilación de más datos del suelo de la república mexicana y que, a su vez, concentra cuatro proyectos; 2) Desarrollo e innovación de técnicas de exploración, quizá uno de los temas más importantes por su complejidad técnica; 3) Desarrollo tecnológico para explotación, que encierra 10 proyectos, entre los que se encuentran innovadoras simulaciones de monumentales perforaciones hechas con computadoras, prototipos con maquinaria real o dispositivos de desalinización de agua; y 4) Usos directos del calor, y es que, si bien el calor y los vapores son útiles para la generación de electricidad, también pueden tener otras utilidades paralelas en usos industriales no eléctricos, como enfriamiento de naves industriales, conservación de la temperatura adecuada de invernaderos en épocas de frío o nevadas, pasteurización de la leche, calefacción de edificios de oficinas u hoteles y un largo etcétera.
Paralelo a estos cuatro ejes, el Cemie ha fijado otros objetivos prioritarios, como la implementación de laboratorios especializados y la formación de recursos humanos.
En opinión del doctor Romo Jones, si bien algunos laboratorios y mapas ya se encuentran finalizados, es precisamente la formación de recursos humanos uno de los proyectos más sólidos que ha cobrado una noble relevancia a dos años de haber iniciado actividades el Cemie-Geo: “Todos los proyectos han mostrado ya resultados favorables, pero les falta más investigación. En estos dos años, el producto del Cemie-Geo más terminado tiene que ver con el ámbito académico. Por ejemplo, ya hemos evaluado importantes tesis, tanto de licenciatura como de doctorado, asociadas a los proyectos que el Cemie-Geo ha estado desarrollando, además de cursos que hemos impartido y una ardua labor de divulgación y difusión de la geotermia en México.
Uno de los objetivos fundamentales del Cemie-Geo es que se enseñen más materias relacionadas con la geotermia en las diversas instituciones de educación superior” comenta el doctor Romo Jones.
Retos del futuro
Aún hay muchos retos que requieren grandes esfuerzos. Por ejemplo, en el eje de Desarrollo e innovación de técnicas de exploración, aparece uno de los más importantes, porque implica perforaciones terrestres cuyo éxito no está garantizado: “La exploración de recursos es una de las grandes complicaciones, de las grandes barreras, en todo el mundo. En México tenemos una gran experiencia al respecto, pero necesitamos tecnologías que nos permitan reducir la incertidumbre. Los geólogos, geoquímicos y geofísicos nos ayudan a crear una valoración más o menos acertada, pero ésta no se compara con las tomografías computarizadas que se pueden usar para explorar el interior de la Tierra. Y ése es un camino en el que en México estamos trabajando a la par de otros países del mundo”, considera Romo Jones.
En el campo de la Formación de Recursos Humanos (FRH), quizá el principal reto sea asegurar una fuente de trabajo a todos sus egresados, tanto en el sector gubernamental, como en la iniciativa privada. Aunque la geotermia apunta a ser uno de los negocios más productivos en el futuro cercano, y la iniciativa privada muestra creciente interés, para la doctora Rosa María Prol, investigadora de recursos naturales del Instituto de Geofísica de la UNAM, las posibilidades laborales más efectivas para los egresados del FRH del Cemie-Geo se localizan en la creación de sus propias empresas y consultorías para los posibles inversores que ya tienen en la mira varios campos geotérmicos en México.
La vida oficial de todos los Cemies es de cuatro años, por lo que, entre las prioridades, también se encuentra su transición legal a la de Asociación Civil, para garantizar su continuidad y acceso a financiamientos, proceso que ya se ha iniciado con los trámites necesarios y que resultará indispensable para que la geotermia realmente posea grandes alcances en México. A diferencia de la energía solar o eólica que sólo produce electricidad a determinadas horas, la geotermia puede generarla a todas horas, todos los días.