Mientras países, personas y grandes corporativos migran hacia energías limpias para contribuir a contrarrestar el calentamiento climático, la industria global de combustibles fósiles vive una gran presión para adaptarse a las nuevas necesidades del planeta. Suzanne West, CEO de Imaginea, supo leer los tiempos y ser proactiva.
¿Cuál es la diferencia entre una empresa de hidrocarburos cualquiera, e Imaginea? Suzanne West dice: “Nosotros valoramos al planeta, la gente y la rentabilidad. Tomamos estos tres elementos en cuenta en todas nuestras operaciones. El edificio en el que estamos, el tipo de papel que compramos… todo en la compañía pasa por tomar eso en cuenta. Ésa es una gran diferencia”.
Continúa: “La segunda gran diferencia reside en nuestro modelo organizacional, nuestra cultura. No tenemos mandos medios, no tenemos muchos niveles de jefes; es una organización muy horizontal. Es un modelo muy colaborativo, así que pasamos mucho tiempo trabajando juntos, en equipo. Destinamos tiempo para descubrir cómo nos convertimos en mejores personas, ser más amables, más compasivos, cómo escucharnos mejor, cómo pensar mejor, cómo comunicarnos mejor. Dedicamos mucho tiempo [en la compañía] a ello, y eso [nos hace] muy diferentes a las compañías normales que dicen: ‘Haz tu trabajo y vete a casa’”.
La CEO concluye la enumeración: “La tercera gran diferencia reside en que nuestra visión, hacia dónde queremos ir, es que queremos producir hidrocarburos limpios: sin contaminación, sin emisiones, sin usar agua fresca. Eso es muy diferente a cualquier [otra] compañía que conozca, porque nosotros tenemos esta visión. Todavía no llegamos hasta esa meta, pero no descansaremos hasta hacerlo”.
Los inicios
La historia comienza así. Suzanne West, hasta enero de 2013, era CEO de una compañía de hidrocarburos y llevaba un historial exitoso en el sector. Ese año le deparaba un cambio radical: seguiría haciendo lo que sabía hacer, pero el factor pasión y el factor inspiración entrarían a jugar un papel decisivo. Realizó dos viajes que cambiaron su vida. En febrero de 2013, Suzanne West acudió a un retiro de liderazgo con Richard Branson en la isla Necker y ahí tuvo la anagnórisis de un sueño a perseguir: crear una empresa de hidrocarburos con grandes rendimientos y que no dañara el planeta. “Me inspiró mucho a hacer un gran cambio en mi industria”.
…en 2015, ya tenía muy claro que la visión de la empresa era: people, profit and planet (personas, ganancias y planeta)…
En agosto de ese mismo año, viajó a Ecuador y pasó dos semanas muy intensas viviendo con los indígenas quichua en los Andes, y la experiencia fue tan profunda que regresó convencida de la urgencia de realizar cambios en su industria para lograr una relación armónica con el planeta. “No podemos tomar y tomar. La Tierra es nuestra casa; debemos honrarla”.
West tenía mucha experiencia en el sector. Para marzo de 2014, ya había conseguido una inversión de 300 millones de dólares de Lime Rock Partners, así que Imaginea estableció su centro de operaciones en Calgary, Alberta (Canadá) y, en 2015, ya tenía muy claro que la visión de la empresa era: people, profit and planet (personas, ganancias y planeta) y la misión: “Transformemos la industria de la energía en una fuerza del bien”.
En 2015 incorporaron energía solar para sus pozos petroleros; compraron el corporativo Pengrowth Energy, alcanzando, para diciembre de ese año, una producción de 6,000 barriles por día; enviaron un equipo a la COP21 en París para realizar un jam de Innovación con estudiantes del sector energético. “Fue muy inspirador ver a 192 países juntos, de acuerdo en movernos colectivamente hacia un mejor futuro”, comenta Suzanne West.
La armonía
West, además de empresaria, escribe una columna en The Huffington Post, donde comparte sus reflexiones sobre la vida y los negocios y asegura que, en su caso, la armonía debe buscarse en todas las esferas. En la columna titulada “Spiruality Belongs in Business” comenta: “En mi opinión, el mundo corporativo ha caído en una trampa miope que ha dejado fuera toda la ayuda extraordinaria que la espiritualidad puede aportar a la vitalidad, la prosperidad y la longevidad de las empresas”. Para ella, el mundo corporativo ha estado condicionado a operar, principalmente, de una forma competitiva, y no colaborativa.
Y eso va a cambiar. West y su equipo están marcando la pauta. “Llevo tres años hablando sobre una revolución verde. No podemos cambiar el mundo solos; queremos que venga tanta gente como sea posible. Debemos hablar de una revolución verde, debemos hablar sobre tener una visión diferente acerca de los hidrocarburos limpios, de la importancia de reinventar nuestra industria, y entre más podamos hablar positivamente sobre eso… Queremos inspirar a más personas para tener nuevas ideas, crear nuevas tecnologías, queremos que ésta sea una historia súper positiva porque creemos que hay grandes oportunidades en el horizonte”.

La Batería de Imaginea Energy ubicado en el suroueste de Alberta. Esta Batería funciona como el centro de sus operaciones en busca de producir Hídrocarburos Limpios.
El futuro
Algún día, decir “hidrocarburos limpios” no sonará a una realidad lejana. Entonces se hablará de los pioneros que hicieron posible esa idea, y ahí estará el nombre de Suzanne West. El mundo comienza a mirar lo que hace. “Ya que la industria del gas y del petróleo es una industria global, hay una oportunidad para llevar el cambio a todo el mundo, no quedarnos sólo en Canadá o sólo en Alberta. La parte más emocionante es que recibimos muchas manifestaciones de interés de México, de California, de India; hay muchos lugares en el mundo donde están pensando seriamente en la sustentabilidad, y a quienes les encantará conocer la historia y la visión de Imaginea”, dice West, quien comenta que, en enero, estuvo en México para iniciar pláticas y espera, en 2018, “tener resultados tangibles”.