La doctora Claudia Octaviano, líder mexicana en materia de cambio climático, inició su carrera en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat): “Ahí me dedicaba a la regulación del sector eléctrico y la refinación del petróleo en muchos procesos que tienen que ver con las emisiones a la atmósfera. Fue muy interesante, porque muchas de las regulaciones y de las Normas Oficiales Mexicanas que se elaboraron en aquel entonces tienen una vinculación muy estrecha con las emisiones de gases de efecto invernadero”. Comenzó su carrera enfocada en la regulación de los contaminantes criterio, “que son contaminantes que tienen impactos en la salud”. Después estudió varios años en la Universidad de Yale. Cuando trabajó con el doctor Mario Molina en la política de cambio climático en México, se enfocó en el desarrollo de modelos integrales de economía y cambio climático. “Lo que permiten los modelos integrales, es ver cómo, cuando cambias algunos procesos de la economía, por ejemplo, disminuir el uso de combustibles fósiles, eso disminuye las emisiones y se puede vincular a una reducción del cambio climático. Por eso son integrados, porque te permite ver la economía y también el sistema atmosférico”.
El doctorado lo hizo en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). “Me fui a seguir estudiando el tema de la energía limpia y el cambio climático. Hice mi tesis doctoral. Me especialicé en la parte de energías renovables y almacenamiento eléctrico para el caso de México. Estuve en el Instituto de Massachusetts con los investigadores que están en la frontera en estos temas, desarrollando herramientas para la modelación del problema de México y, sobre todo, viendo cómo diseñar políticas que realmente nos ayuden a reducir las emisiones”. Después de terminar los estudios de doctorado en Boston, fue invitada al INEC y ahora coordina la investigación en cambio climático de México.
¿Qué es la descarbonización energética?
La doctora Octaviano define la descarbonización como “un proceso de migrar hacia el uso de combustibles más limpios y de lograr procesos industriales y generación de toda nuestra economía con menores emisiones CO2 y uso de combustibles fósiles. Realmente, la descarbonización es una palabra fuerte, en términos de política pública, porque básicamente implicaría dejar de usar combustibles fósiles… cuando actualmente sabemos que muchos de los países tienen una matriz energética basada en el uso del carbón, del petróleo, de derivados del petróleo”. La descarbonización busca pasar hacia un desarrollo diferente basado en energías más limpias, en procesos menos intensivos en emisiones.
¿Por qué es importante lograrlo? “Porque los estudios científicos que hemos podido compilar [la comunidad internacional] indican que la emisión de gases de efecto invernadero hace que nuestro planeta esté acumulando más calor del que se debería y estos gases se concentran en la atmósfera, lo que no permite que nuestro planeta pueda tener el equilibrio térmico que siempre ha tenido. De sostener las emisiones de efecto invernadero corremos riesgos muy importantes de perder la capacidad reguladora de la atmósfera y el clima del planeta”. Octaviano, experta internacional en el tema, considera que el mencionado es un proceso muy urgente; sin embargo, encuentra viable la meta de limitar a 2 grados Celsius el calentamiento global en este siglo, si bien considera que la meta es muy ambiciosa: “Se requeriría una acelerada descarbonización de la matriz energética de muchos países, incluyendo muchos que todavía están creciendo y que van a requerir una demanda fuerte de energía en las próximas décadas, pero evidentemente también hay una solución: podemos implementar nuevas tecnologías, por ejemplo, las energías renovables. En México, tenemos todo un marco de política pública para el fomento de las energías renovables y hay otros países que también están tomando este compromiso muy en serio”.
Cita, como fuentes de su optimismo para lograr la meta de 2 °C, que “hemos visto un rápido decremento en el costo de la energía solar; hemos visto decrementos importantes en algunas tecnologías que son de apoyo a la integración de las tecnologías renovables, como las de almacenamiento eléctrico; estamos viendo una acelerada incorporación de tecnologías eléctricas para el transporte. Muchas de estas tecnologías no son nuevas, pero sí su adopción a una escala mayor, más importante”.
Escenarios preocupantes para nuestro país
La también consultora en Naciones Unidas y en varios países latinoamericanos espera que “por el cambio climático, geografías como la de México puedan tener incrementos por arriba del promedio en la temperatura esperada para el resto del planeta y, pues, eso evidentemente podría tener repercusiones importantes para el país. Podría tener impactos importantes asociados a ola de calor, pero también a incrementos de sequías en algunas regiones. Evidentemente, también son preocupantes estos escenarios, que se llaman ‘de negocio en marcha’, en donde no se hace lo suficiente para reducir las emisiones y se sigue un desarrollo de la economía sin considerar que hay que bajar las emisiones”.
“Actualmente, muchos países latinoamericanos voltean a ver la ley de México y nos consultan para poder regular estos gases, y bajarlo a un mandato en el país, no solamente un compromiso internacional, sino incorporarlo en la legislación de los países”
Para hacerles frente, considera fundamental la innovación tecnológica. “Actualmente, muchos de los estudios que se hacen a nivel internacional, por ejemplo, esos que coordina el Panel Internacional del Cambio Climático, han arrojado que hay rutas tecnológicas para reducir las emisiones conforme se requiere, pero también han señalado que, en algunos casos, puede ser muy costoso si no se tienen nuevas tecnologías. Para poder descarbonizar la economía se requiere de innovación, que las tecnologías de bajo carbono reduzcan todavía más sus costos, decisivos para la economía”.
Según la doctora Octaviano, en México tenemos uno de los marcos jurídicos más avanzados del mundo. Fuimos el segundo país en el que se contó con una ley general de cambio climático; el primero fue Reino Unido. México también tiene una estrategia nacional de cambio climático y “se comprometió a reducir en 22% sus emisiones de efecto invernadero. Igualmente, se comprometió a reducir las emisiones de carbono negro, que es un compuesto que también es de efecto invernadero y que, además de causar impactos en el clima global, tiene impactos muy importantes en la salud de la población”.
Muchos países han avanzado notablemente en los marcos para regular las emisiones de efecto invernadero y esto es importante porque establecen un precedente de cómo se debe legislar en este tema. “Actualmente, muchos países latinoamericanos voltean a ver la ley de México y nos consultan para poder regular estos gases, y bajarlo a un mandato en el país, no solamente un compromiso internacional, sino incorporarlo en la legislación de los países”, afirma Octaviano.
Hay muchos países europeos que se están comprometiendo y llevan ya mucho tiempo trabajando en la descarbonización. “Uno de ellos es Alemania, que ha invertido mucho en la revolución energética. Los países nórdicos también tienen impuestos importantes al carbono. Digamos: [saber] qué tan alto es tu impuesto al carbono es un indicador de qué tan serio eres con la política climática, porque una vez que haces que la gente pague un costo asociado a sus emisiones, [ésta] empieza a tomar decisiones para considerar sus impactos ambientales. Noruega, Suecia… [ellos] también tienen propuestas interesantes sobre este tema”. Octaviano menciona que algunas naciones están avanzando mucho en la regulación que tiene que ver con transporte limpio, y cita a China como un país interesante en el tema de iniciativas para descarbonización: “Actualmente, [China] tiene la mayor capacidad instalada de energía renovable en el mundo y ha generado procesos importantes de innovación para bajar el precio global de energía fotovoltaica, eólica, los vehículos eléctricos, las baterías…”.
La científica se muestra optimista sobre el futuro del planeta. “A raíz del acuerdo de París, que se firmó en 2015, y se ratificó en el 2016 por muchos países, incluido México, el mundo ha dado un mensaje contundente en el que [se reafirma que] esta descarbonización es el camino a seguir. Y, efectivamente, hay muchas cosas que hacer para poder emigrar hacia combustibles más limpios”.