POR:Mónica Flores|FOTO:Dante Castillo
Perfil del doctor Édgar Santoyo Gutiérrez, investigador titular "C" y coordinador del Grupo de Investigación de Geoenergía del Instituto de Energías Renovables de la UNAM.

El doctor Édgar Santoyo Gutiérrez obtuvo, en 1980, la licenciatura en Ingeniería Química, en la Facultad de Ciencias Químicas e Industriales de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, en donde también concluyó la maestría en Ingeniería Química, en 1987. Realizó una especialización en Administración de la Investigación, en la Universidad de Salford, Inglaterra, en donde también hizo el doctorado en Energía Térmica.

Los primeros años

El primer trabajo del joven Édgar Santoyo fue dentro de la industria farmacéutica, trabajo que le serviría para contrastar sus intereses profesionales. Cuando estudiaba la licenciatura, su padre, el señor Ramón Santoyo Tapia, quien fungió como administrador de la Comisión Federal de Electricidad en el estado de Morelos y trabajador del Instituto de Investigaciones Eléctricas, IIE (hoy en día, Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias), lo motivó a iniciar su camino hacia la investigación. “MI padre me comentaba con mucha admiración el quehacer científico que tenían entonces los investigadores del IIE. En 1981, logré ingresar como becario de servicio social y tuve la suerte de tener un excelente asesor, el doctor David Nieva, quien me orientó a tener los primeros acercamientos en la geotermia en una de las áreas de investigación más interesantes: la geoquímica de fluidos”. Así fue el primer encuentro con su vocación actual. El reto que le fue asignado, y que fue concluido con éxito: implementar un simulador numérico para estudiar el problema de la precipitación de minerales de sílice en las instalaciones de una planta geotermoeléctrica. Gracias a ese proyecto de investigación, obtuvo el título de ingeniero químico.

En 1982, fue invitado a trabajar como investigador en el mismo IIE. “Me contrataron específicamente para atender, en conjunto con otros colegas, un problema geotérmico que enfrentaba la planta termoeléctrica de la CFE instalada en Villa de Reyes, en San Luis Potosí. Resultó que el agua que alimentaba las calderas de alta presión tenía la particularidad de tener temperaturas entre los 38 y 40 ºC, que, por estas características, tenía un origen geotérmico”, comenta el doctor Santoyo. “En un sistema geotérmico, originalmente, la sílice está inicialmente disuelta en condiciones de alta presión y alta temperatura. Al disminuir la temperatura del agua, se activa un proceso de cinética química en donde la sílice disuelta pasa a sílice coloidal y, de ahí, por deposición molecular, a sílice amorfa (como material de precipitación). Este proceso de cinética de la sílice traía consigo problemas muy serios en las calderas de alta presión porque se detectaban incrustaciones con implicaciones en los sistemas de turbo-generación”.

El problema tecnológico le abrió las puertas a un proyecto para realizar investigación aplicada. “Evaluamos, por primera vez en México, los procesos de ultrafiltración y floculación, coagulación, para buscar eliminar el problema de la sílice coloidal en el agua de alimentación de la central termoeléctrica de San Luis. Fue un proyecto exitoso que planteó a la CFE el uso de membranas de ultrafiltración (de fibras huecas y espiral) y en donde logramos remover el 98% de la sílice coloidal en el agua de alimentación de la central termoeléctrica”. Gracias a esa investigación, fue posible filtrar y remover el producto indeseable para que la planta operara de manera eficiente.

EL doctor Santoyo, originario del Estado de Morelos, lleva alrededor de 36 años como investigador experto en geotermia, afirma que fueron estas primeras investigaciones las que le dieron “la oportunidad de valorar lo apasionante que es la investigación aplicada orientada a la solución de problemas”.

“La transición energética hacia un mundo más limpio más cuidado y sustentable, ha motivado que se le dé un impulso mayor a la energía geotérmica”

Una carrera constante y ascendente

Desde la investigación, ha hecho contribuciones científicas importantes en apoyo a las energías renovables, con énfasis en el desarrollo de nuevas herramientas geoquímicas y computacionales para la explotación de sistemas geotérmicos, el aprovechamiento de los recursos geotérmicos y la estimación más confiable de las reservas energéticas disponibles en estos sistemas geotérmicos. “Tuve muchos retos científicos, que aparecieron uno tras otro, y que me permitieron, en cierto modo, no sólo hacer investigación original y de calidad, sino también desarrollar investigación aplicada a la detección y solución de problemas que enfrenta la industria geotérmica”.

El doctor Santoyo trabajó durante 17 años como investigador en el Departamento de Geotermia del Instituto de Investigaciones Eléctricas. En 1998, se incorporó al Centro de Investigación en Energía (hoy en día Instituto de Energías Renovables), en el Departamento de Sistemas Energéticos-Coordinación de Geoenergía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde actualmente se desempeña como investigador titular «C» y coordinador del Grupo de Investigación de Geoenergía. Tiene la máxima categoría de investigación en la UNAM, Investigador Titular “C” y de estímulo académico, PRIDE “D”. Es investigador nacional Nivel III, por el Sistema Nacional de Investigadores y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, de la Academia Nacional de Ingeniería, de la Academia de Ciencias de Morelos, del Grupo Directivo del Centro Mexicano de Innovación en Energía Geotérmica (Cemie-Geo), así como de varias asociaciones científicas, tanto nacionales como internacionales. Fue presidente del Instituto Nacional de Geoquímica (Inageq), asociación científica dedicada a la investigación engeoquímica.

En la formación de recursos humanos, el doctor Santoyo ha dirigido numerosos trabajos de tesis de licenciatura, maestría y doctorado, y supervisado a investigadores posdoctorantes nacionales e internacionales. Ha presentado numerosas conferencias como invitado en instituciones y congresos, tanto nacionales como internacionales. Como parte de su obra científica, ha publicado alrededor de 130 trabajos de investigación, 70 de ellos son artículos internacionales indizados, publicados en revistas internacionales del “Science Citation Index” (SCI), los cuales han recibido alrededor de 1,500 citas externas internacionales y nacionales.

Otras posibilidades

“La transición energética hacia un mundo más limpio más cuidado y sustentable, ha motivado que se le dé un impulso mayor a la energía geotérmica”, y ésa es una buena noticia, porque “México es uno de los países líderes en esta área. México ha llegado a ser el tercer productor más grande de energía geotérmica en el mundo, aunque actualmente ocupa el séptimo lugar por su capacidad geotermoeléctrica instalada”, comenta el doctor Santoyo. “Tenemos el segundo campo geotérmico más grande del mundo, Cerro Prieto; tenemos varios campos localizados en el cinturón volcánico mexicano, todos ellos produciendo en este momento una cantidad importante de energía a partir del aprovechamiento de recursos geotérmicos. Contamos con un número importante de focos termales distribuidos a lo largo del territorio nacional, muchos de ellos con grandes expectativas promisorias de producir energía eléctrica; y, en los últimos años, se está orientando a que los recursos geotérmicos puedan tener la dualidad de tener la producción de energía eléctrica conjuntamente con otros usos directos muy variados”. Esto significa que se podría llegar a aprovechar el contenido energético integral de los fluidos; que podríamos “tener variantes para utilizar este recurso energético en diversas aplicaciones, como pueden ser las bombas de calor geotérmicas, el secado de madera, la producción de plantas en invernadero y otra gran grama, como secado de productos alimenticios, etcétera. Podemos estar muy orgullosos, todos los profesionistas que nos dedicamos a la geotermia en México hemos adquirido una sólida madurez tecnológica, no sólo en la parte técnica, también en la parte científica y en actividades de docencia y formación de recursos humanos”, concluye el doctor Édgar Santoyo.

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