En México, las energías renovables juegan un papel importante en el futuro energético. Para construir ese futuro, recientemente se publicaron los Mapas de Ruta Tecnológica (MRT). En este texto presentaremos un resumen de algunos de los documentos dedicados a trazar la ruta para energía solar fotovoltaica.
“Tener una idea clara de hacia dónde vamos, es lo más importante, porque esto nos va a permitir identificar fortalezas y debilidades. Y, dentro de las debilidades, encontrar cómo se van a resolver. Porque una debilidad que no se transforma en fortaleza es una debilidad latente que, tarde o temprano, va a estar limitando el desarrollo de una propuesta como la que ya tenemos”, afirma el doctor Aarón Sánchez Juárez, investigador titular C del Instituto de Energías Renovables de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y uno de los más importantes expertos con que cuenta México en sistemas fotovoltaicos.
Metas para el año 2030
Se espera que México “tendrá una capacidad instalada de 22 GW para la generación de electricidad a través de la energía solar fotovoltaica. Donde 13 GW corresponden a generación distribuida y 9 GW a centrales fotovoltaicas”, según el MRT de solar fotovoltaica. En las conclusiones del documento, se afirma que, específicamente para generación distribuida, “los retos tecnológicos están orientados al diseño y fabricación de algunos componentes del balance del sistema, así como en asegurar la calidad de los módulos y equipos de los sistemas fotovoltaicos”. Como solución, “se plantean acciones orientadas en fortalecer la infraestructura nacional para llevar a cabo pruebas de desempeño, así como el desarrollo personal especializado para realizar las distintas pruebas”. Un escenario similar es el que toca a centrales fotovoltaicas. Los retos se encuentran, tanto en el diseño y fabricación de componentes, como en la construcción e instalación de centrales.
Para el doctor Sánchez, es muy importante comenzar a producir en el país muchos de los componentes involucrados en la creación de módulos fotovoltaicos: “Para que los fabricantes nacionales puedan seguir fabricando módulos, en su cadena de proveeduría deben estar todos los materiales que requieren para construir su módulo fotovoltaico. Y no nada más estoy hablando de las celdas solares, que no se fabrican en México. En el país, tampoco se fabrica vidrio templado. No se fabrican los polímeros que nos permiten encapsular los módulos. Se fabrica muy poco cable con aplicaciones solares y es un reto comenzar a convencer al fabricante de que ahí están los nichos de oportunidad: ellos podrían estar involucrados en la cadena de proveeduría de partes y componentes para módulos fotovoltaicos”.
El MRT afirma: “Los retos tecnológicos prioritarios de este mapa de ruta destacan la importancia de la mejora en las capacidades tecnológicas nacionales en áreas específicas de la cadena de valor” y proponen implementar una estrategia similar a la que se ha desarrollado en la industria automotriz del país para incrementar las capacidades tecnológicas nacionales en sistemas fotovoltaicos.
El MRT considera medular el rol del Cemie-Sol para coordinar la ejecución de proyectos a nivel nacional, “asegurando que los resultados de los diferentes proyectos sean de valor para la industria fotovoltaica nacional”.
El desempeño del Cemie-Sol
En el Diagnóstico Tecnológico del Cemie-Sol consideraron los siguientes aspectos como los más importantes a evaluar en la gestión de la innovación tecnológica de dicho centro: el liderazgo, la estrategia, el proceso de innovación, la integración del portafolio de proyectos (tanto los relacionados con actividades de investigación y desarrollo, como aquellos relacionados con el desarrollo de capacidades técnicas; este último, a su vez, dividido en: generación de herramientas o infraestructura, generación de métodos o procedimientos y formación de talento) y los mecanismos de soporte para transferir los resultados a la industria. Entre las observaciones generales, salen muy bien calificados casi todos los criterios: hay liderazgo y estrategias de innovación, así como “cartera de proyectos alineada a dicha estrategia”; se “cuenta con un proceso de innovación formal, explícito y difundido”, así como los instrumentos adecuados para la selección y evaluación del avance de los proyectos, entre otras herramientas para control y seguimiento.
“En general, el Cemie-Sol presenta un buen desempeño, dado que todos los elementos que evalúa la metodología están contemplados; sin embargo, se observan elementos susceptibles de mejora; el primero de ellos se identifica en la conformación de la cartera de proyectos, debido a que un número importante de proyectos presenta un TRL esperado de 4 a 6 (al finalizar el proyecto). Esta circunstancia podría representar un riesgo económico para la organización, puesto que, al concluir el financiamiento del FSE, tendrá un limitado número de productos o servicios con posibilidades de comercialización”, menciona el documento diagnóstico. Entre las recomendaciones, queda buscar “agilizar los resultados económicos derivados de la comercialización de los resultados de los proyectos”.
Creación de recursos humanos
Para el doctor Sánchez Juárez, la formación de recursos humanos para toda la cadena será clave para alcanzar las metas del 2030 en materia de energía solar fotovoltaica: “En el ámbito de la investigación, necesitamos gente que sepa de polímeros, que sepa de materiales semiconductores, que esté trabajando en nuevos materiales para celdas solares, y no nada más con el silicio. Necesitamos convencer a nuestros industriales de que apuesten en la investigación; crear cadenas de diseñadores fotovoltaicos con la capacidad ingenieril para poder armar proyectos que presenten las características de una tecnología como la fotovoltaica. Hacen falta expertos que preparen esos recursos humanos. Aún hay muy pocos expertos en el país”. El especialista resume los retos en los siguientes puntos: créditos que permitan popularizar la incorporación de esta tecnología para diferentes tipos de consumidores, formación de recursos humanos, refuerzo de la cadena de proveeduría utilizando materiales y componentes fabricados en México. “Esto daría un realce a lo que es la industria fotovoltaica y, obviamente, abriría oportunidades de trabajo”. Para concluir, afirma: “El último reto, importantísimo, es hacer crecer el mercado. Si no hay mercado, no hay desarrollo, ni industria, ni tecnología”.