¿Podrían dueños de autos eléctricos vender su energía sobrante a la red eléctrica?

El concepto Vehicle-to-Grid (V2G) o “Del Vehículo a la Red”, es un esquema que consiste en que el conductor de un coche eléctrico venda a la red eléctrica de su localidad la energía que no utiliza. Esto significa que los vehículos eléctricos podrán dar un servicio a la red eléctrica para atender las necesidades de su ciudad, con un potencial beneficio económico para el dueño del vehículo eléctrico, ya que podría cosechar electricidad a bajas tarifas y venderla cuando la electricidad fuera más cara.

Ya hay proyectos de este tipo en desarrollo en Estados Unidos y Dinamarca. En México comienza su gestación, al menos de manera teórica.

Investigadores del Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias (INEEL) trabajan en un proyecto llamado “Creación de infraestructura para el desarrollo y evaluación de opciones tecnológicas energéticas en sistemas avanzados de tracción eléctrica”, a cargo del doctor Ulises Cano Castillo. Esta investigación es apoyada por el Fondo Sectorial Conacyt-Secretaría de Energía-Sustentabilidad Energética.

Uno de los objetivos de este trabajo es la realización de un estudio que explora la posibilidad de introducir en México la tecnología V2G: “Nuestra meta es que el V2G sea un esquema de negocios en el que los dueños de los vehículos eléctricos o de hidrógeno puedan inyectar electricidad a la red eléctrica pública, para ayudarla cuando haya mayores demandas de energía, como en ‘horas pico’, con beneficios económicos para los usuarios de la red y para los dueños de los coches eléctricos. Este sistema sería administrado por ‘agregadores’, es decir, personas o entidades que gestionarían la energía entre la red y los vehículos”, explica, en entrevista, el doctor Ulises Cano, quien es originario de la Ciudad de México y estudió Ingeniería Química Metalúrgica en la Facultad de Química de la UNAM.

Los actuales vehículos eléctricos a baterías o a hidrógeno cuentan con plantas de potencia cercanas a 100 kW, y un hogar promedio puede tener consumos de 3 kW, por lo que un grupo de autos sería capaz de suministrar energía a una buena proporción de una ciudad

Sin embargo, el investigador aclara que esta tecnología aún no se pone en marcha en ningún lugar del mundo porque se requiere de una infraestructura para conectar los autos eléctricos con la red y que pueda haber una transferencia de energía hacia ambas partes. Pero el concepto es viable para cualquier país.

El doctor Cano Castillo señala que el V2G es una gran alternativa para las naciones porque las redes actuales están teniendo una alta demanda de electricidad y una baja producción en ciertos horarios, por lo que una mejor distribución de la energía es la mejor opción para atender las necesidades de los ciudadanos: “Si México contara con un parque vehicular eléctrico grande, una parte importante de estos coches estaría estacionada en algún lugar la mayor parte del día (como en las horas laborales o en las madrugadas). La propuesta sería que, en estos casos, los ‘agregadores’ puedan comunicarse con los dueños de esos coches y ofrecerles que vendan a la red pública su energía excedente o que no estén usando en ese momento, que puede ser el 15 o 20% de la capacidad de su batería, a un precio atractivo. Sería un esquema de ganar-ganar”.

Por otro lado, el investigador del INEEL aclara que es necesario, también, la creación de una legislación y normatividad en materia de movilidad y eficiencia energética en el país, ya que se estarían agregando nuevos actores al sector de energía, con determinados esquemas de pagos.

“Los actuales vehículos eléctricos a baterías o a hidrógeno cuentan con plantas de potencia cercanas a 100 kW, y un hogar promedio puede tener consumos de 3 kW, por lo que un grupo de autos sería capaz de suministrar energía a una buena proporción de una ciudad”, indica el doctor Ulises Cano, quien tiene un doctorado en Electroquímica por la Universidad de Oxford (Reino Unido). Cuenta con 30 años de experiencia en el INEEL (antes IIE) y, en los últimos 10 años, se ha dedicado al estudio de la electroquímica aplicada a la energía, en particular a vehículos eléctricos y de hidrógeno.

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