Historia de la COP
En 1992, durante la Cumbre de la Tierra, de Río de Janeiro, el futuro del planeta tuvo una luz de esperanza con la creación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En marzo de 1994, dicha Convención Marco entró en vigor y fue ratificada por 196 Estados. En ella se reconoce la existencia del fenómeno conocido como “cambio climático”, provocado por la actividad humana, y atribuye (principalmente) a los países industrializados la responsabilidad de combatirla. El órgano supremo de la Convención es la Conferencia de las Partes (COP). Una vez al año, aquellos Estados que la ratificaron realizan conferencias mundiales para discutir y tomar decisiones que faciliten el cumplimiento de los objetivos propuestos para combatir el cambio climático. El más importante: limitar el calentamiento climático a un máximo de entre 1.5 °C y 2 °C en este siglo. Para ello, se proponen y discuten planes de acción y estrategias específicas que, al ser aproados, comprometen a los gobiernos de las partes involucradas.
En 2018, se llevó a cabo la COP24, de Katowice. Katowice es una ciudad ubicada en el sur de Polonia, con una población aproximada de 300 mil personas. Ahí se dieron cita jefes de Estado o de gobierno, y casi 100 ministros de Medio Amiente y de Relaciones Exteriores, en representación de 196 países y la Unión Europea para, a través de la negociación, buscar un equilibrio entre los intereses de cada país y la ambición de lograr los puntos del Acuerdo de París. Una de las metas principales para esta COP fue diseñar un plan al año 2050, en conjunto y concreto, para cumplir dicho acuerdo. El presidente de la COP24, Michał Kurtyka, afirmó: “Nuestros esfuerzos comunes no consistieron únicamente en producir textos o defender intereses nacionales. Fuimos conscientes de nuestra responsabilidad con las personas, y de nuestro compromiso con el destino de la Tierra, que es nuestro hogar y el hogar de las generaciones futuras que vendrán después de nosotros”.
En diciembre de 2018, la ONU consideraba que los puntos de tensión más importantes a superar en la COP24, estaban vinculados con los acuerdos de financiación, las pautas para la confianza entre las naciones y el papel de la ciencia en las decisiones e implementación de políticas.
Electromovilidad
Polonia y el Reino Unido presentaron el acuerdo Katowice Partnership for Electromobility y lograron el respaldo de países de los cinco continentes, entre ellos China, India, Alemania, Francia, Japón y Canadá. En total, los interesados fueron 40 países, 1500 ciudades, 1,200 empresas de todo el mundo, así como instituciones mundiales, como la Agencia Internacional de Energía y el Banco Mundial.
La propuesta del Katowice Partnership for Electromobility está enfocada en el desarrollo del transporte eléctrico. Su objetivo: que gobiernos, instituciones, organizaciones no gubernamentales y empresas trabajen en el desarrollo de la electromovilidad a través de la cooperación internacional y el intercambio de experiencias en este campo, con el fin de impulsar la investigación y desarrollo de tecnologías en este sector. Se planea contar con un sistema de incentivos para los compradores de vehículos, estableciendo objetivos relacionados con las flotas eléctricas y las compras públicas. El nuevo fondo para la movilidad eléctrica, establecido por Polonia, junto con el Banco Mundial, será una herramienta importante para alcanzar este objetivo. Se espera que el crecimiento más rápido en el número de vehículos eléctricos se dé en las próximas décadas en India, Egipto, Indonesia y México.
La importancia de las “buenas prácticas”
El sector hidrocarburos también participó para contribuir con soluciones a las metas climáticas, disminuyendo los efectos negativos de su sector. La más importante empresa polaca de extracción de petróleo crudo y gas propuso estas “buenas prácticas”: métodos efectivos para monitorear y gestionar las emisiones de metano de la industria del gas, así como hallar soluciones para los problemas de la mala calidad del aire.
Por su parte, representantes de la Agencia Internacional de Turismo presentaron la iniciativa Biofuture. Con ella, se busca darle visibilidad a las últimas iniciativas de los países miembro, cuyo objetivo es escalar soluciones para la bioeconomía. La innovación tecnológica fue uno de los conceptos clave en diferentes reuniones. Se le reconoció como un elemento esencial para acelerar el desarrollo en materia de biocombustibles avanzados, así como en aspectos cotidianos que tienen un alto impacto en el medio ambiente. Por ello, se espera que, tanto entidades privadas, como instituciones públicas, continúen aportando e incrementando el gasto en el desarrollo de soluciones innovadoras, que puedan usarse, posteriormente, en la producción y el uso de productos básicos concretos.
Los árboles tendrán mayor protagonismo
En el Artículo 5 del Acuerdo de París, se dice que las partes deben tomar medidas para preservar y mejorar el estado de los absorbentes de emisiones: la gestión forestal multifuncional y sostenible no sólo es importante, sino fundamental para lograr la neutralidad climática. Por ello, en un evento especial para presentar el documento “Bosques para el clima”, se percibió particular interés entre los asistentes. El ministro de Medio Ambiente de Polonia, señaló: «La investigación científica muestra que, entre otras medidas, al plantar especies de árboles apropiadas, se puede aumentar la capacidad de los bosques para absorber CO2 y, por lo tanto, reducir la escala del cambio climático esperado. En la COP24, queremos destacar la lucha para lograr un equilibrio entre la emisión y la absorción a través de la aplicación de soluciones innovadoras en el campo de la gestión forestal, y confiando en el proceso natural de absorción de CO2 por el suelo y los bosques».
Los bosques del mundo también sufren las consecuencias del cambio climático y, con ello, se ve disminuida su capacidad de almacenamiento de carbono. Esto trae como consecuencia un incremento de emisiones contaminantes en el aire. Por esta razón, se considera prioritario fomentar la salud de los bosques.
Entre los países que se declararon dispuestos a respaldar el documento, se encuentran, además de Polonia: México, Corea del Norte, Tanzania, Japón, Alemania, Finlandia, Rusia, Francia, Italia y Austria.