La transición energética es hoy una prioridad global. En México, el sector energético se encuentra en la coyuntura dinámica 1 precisa en la que se requiere de acciones inteligentes que permitan al país contar con las condiciones necesarias para cumplir con los compromisos de uso eficiente de los recursos energéticos, aprovechamiento de fuentes renovables de energía, mitigación del cambio climático, reducción de gases efecto invernadero (GEI), diversificación de la matriz energética y transición hacia una economía baja en carbono.
El reto es grande e importante; por ello resulta fundamental contar con las capacidades suficientes y adecuadas para enfrentarlo. Tradicionalmente, México se ha desenvuelto bajo un esquema de capacidades centralizadas: las principales ciudades (económicamente más prósperas) han sido los motores del desarrollo de capacidades, y actualmente continúan siendo elementos focales de su atracción. Esto ha incidido en un diferenciado crecimiento regional. Sin embargo, en materia de sustentabilidad, los mayores potenciales y recursos humanos y naturales se encuentran también fuera de las grandes ciudades.
Los caminos de la transición demandan la participación de todos y el aprovechamiento del máximo potencial con que cuenta el país a lo largo de su territorio. Esto implica ampliar, desarrollar y fortalecer las capacidades en todas las regiones. Cada una cuenta con diferentes tipos de recursos: humanos, científicos, tecnológicos, empresariales, naturales, de infraestructura tecnológica; de investigación, desarrollo e innovación, industrial; de servicios, de vocación estatal sobre la industria, etcétera. Cada rasgo genera oportunidades, necesidades y retos tecnológicos distintos. Los diferentes factores (geográficos, naturales, empresariales, coyunturales y sociales, entre otros) van generando un potencial importante y aprovechable en todos los rincones del país. El reto consiste en identificar la situación actual de cada región y generar las capacidades suficientes y adecuadas para aprovechar dicho potencial específico en pro del beneficio de la región.
Una de las principales áreas de oportunidad, en cuanto a desarrollo de capacidades se refiere, es aquella enfocada en la ciencia, la tecnología y la innovación. El desarrollo de habilidades científicas, tecnológicas y de innovación permitirá a México contar con la masa crítica necesaria para enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades con que cuenta el sector en materia de sustentabilidad.
Ciencia en los estados
El nivel de conocimiento de las capacidades de cada uno de los estados de la República varía de acuerdo con el nivel de dedicación que han conferido a este tema. Algunos han trabajado más que otros en valorar necesidades y oportunidades, y en definir su vocación en materia de sustentabilidad.
En cuanto a capacidades científicas y tecnológicas en materia de sustentabilidad energética, en el país contamos con instituciones de educación superior y centros de investigación que trabajan en 845 líneas relacionadas con el tema: biología y química; biotecnología y ciencias agropecuarias; física, matemáticas y ciencias de la tierra; e ingeniería. La distribución estatal de estas 845 líneas de investigación se encuentra distribuida heterogéneamente (ver tabla 1).
Otro ejemplo que denota la realidad variada del país, en cuanto a capacidades científicas, tecnológicas y de innovación, es la correspondiente a la distribución de instituciones de educación superior, centros de investigación, empresas y personas físicas, asociadas a ciencia, tecnología e innovación (ver tabla 2), según el Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas (RENIECYT).
Esta situación es una muestra fehaciente de que las capacidades científicas, tecnológicas y de innovación, en materia de sustentabilidad energética, son desiguales a lo largo del país, y de que es necesario enfocar esfuerzos en el desarrollo de capacidades de forma diferenciada en todos los estados. El potencial específico de estados como Colima, Nayarit y Guerrero, entre otros, podrá aprovecharse a mayor escala cuando la situación particular de cada uno de ellos se encuentre identificada y las capacidades específicas acordes desarrolladas.
Capacidades regionales
El desarrollo de capacidades científicas, tecnológicas y de innovación comprende fundamentalmente la formación de recursos humanos especializados en temas asociados a la sustentabilidad energética. Tal es el caso de la formación de estudiantes de nivel licenciatura, especialidad, maestría y doctorado; la creación de matrícula o programas de especialidad, maestría, doctorado y posdoctorado, así como el impulso a la movilidad estudiantil a través de intercambios y estancias cortas. El fortalecimiento de la infraestructura de investigación mediante la creación y el fortalecimiento de laboratorios también es prioritario, así como equiparlos con la maquinaria, herramientas y materiales necesarios. Otro frente en el desarrollo científico consiste en formar grupos de investigación asociados a los temas de la sustentabilidad energética mediante el apoyo a catedráticos y posdoctorados, la creación o certificación de cursos o programas, el desarrollo de cursos, seminarios, conferencias, congresos y foros, así como el desarrollo de proyectos específicos de investigación científica y tecnológica aplicada, adopción, innovación, asimilación y desarrollo tecnológico en materia de sustentabilidad energética.
El camino hacia la transición energética requiere de las mentes, las manos y la infraestructura de todos los estados del país. Cada región cuenta con potencial aprovechable en materia de sustentabilidad energética y es claro que el camino para aprovecharlo se encuentra justamente en esas mentes, manos e infraestructura. Las capacidades regionales deberán jugar un papel fundamental hoy en día. Durante años hemos explotado las capacidades centralizadas y es momento de echar mano de todos. Existe, en nuestro país, un enorme potencial regional que hoy debe asumir una posición protagónica. El desarrollo y aprovechamiento de las capacidades y oportunidades regionales puede significar la diferencia entre una transición exitosa y una fallida.
Los beneficios de la ciencia, la tecnología y la innovación deben ser vehículos del desarrollo económico, ambiental y social de todas las regiones del país. La clave está en aquella frase escrita hace 170 años por Alejandro Dumas que, en latín, recita: “Unus pro omnibus, omnes pro uno” (uno para todos y todos para uno). México debe enfocar sus esfuerzos en impulsar iniciativas en beneficio del desarrollo de capacidades en todas sus regiones, para que, así, todas aporten y participen en una nación energéticamente segura y próspera.
- Carlos Matus, Estrategia y plan, 11ª edición, Siglo Veintiuno Editores ↩