Además de su fuerza muscular, los homínidos descubrieron que el fuego (producido por causas naturales) podía aprovecharse para sobrevivir. En el Paleolítico, el homo erectus domesticó el fuego. La biomasa (leña, rastrojos, estiércol, cáscaras de fruta y otra materia orgánica) fue el primer combustible usado para desarrollar la civilización. Hablamos de hace unos 400 mil años (yacimiento de Vértesszöllös, Hungría); otros investigadores afirman que son ya 1.2 millones de años (cueva de Nolhac-Biard, Francia).
