De unos años a la fecha, se han consolidado en México algunas tecnologías de energías renovables, como los sistemas termosolares para calor de procesos en diferentes industrias; sin embargo, existen muchos obstáculos que impiden que estos desarrollos se apliquen de forma correcta, como la falta de información, personal capacitado y el financiamiento para llevar a cabo los proyectos de manera exitosa.
La solución
Para superar los retos anteriores, nace Calor Verde, una startup 100% mexicana que se dio a la tarea de analizar el mercado de los sistemas termosolares en el país e identificar sus principales frenos, los cuales se resumen en tres aspectos:
- Falta de información, es decir, existe la tecnología solar y es eficiente, pero los usuarios desconocen cómo funciona, cuáles son las mejores opciones según sus necesidades y cuánto ahorrarían en costos.
- Falta de personal capacitado. De acuerdo con Calor Verde, hay muy pocos profesionales realmente capacitados para la instalación de esos sistemas. Por esta razón, no hay directrices de diseño e implementación y, por tanto, no se aprovecha la tecnología al máximo.
- Falta de financiamiento. Hay empresas e instituciones que están conscientes de los beneficios de utilizar energías renovables en sus procesos, pero no cuentan con el capital inicial para poder invertir en ellas.
La misión de Calor Verde es resolver estos inconvenientes mediante su modelo de negocio, constituido como una compañía de servicios energéticos que conjunta el modelo de outsourcing y el de crowdfunding.
“La meta principal es llevar a la realidad un proyecto en una Pyme [pequeña o mediana empresa] a través del financiamiento colectivo o crowdfunding. Al final, todos ganamos: las empresas instaladoras obtienen nuevos proyectos, los clientes obtienen un sistema termosolar que reducirá sus costos de producción y los inversionistas involucrados en la red de fondeo colectivo obtienen ganancias con una tasa de interés”, explica el fundador de Calor Verde, Néstor Manuel Ortiz Rodríguez.
La energía termosolar consiste en el aprovechamiento de la energía del Sol para producir calor (energía térmica) que puede usarse para diversas aplicaciones. Los elementos que la integran son: captador solar y fluido térmico (agua o aire) que se puede almacenar o usar directamente en un proceso productivo.
Existen diversas tecnologías de captadores solares para diferentes rangos de temperaturas. Para temperaturas bajas (30 – 80 °C) se encuentran los colectores planos; para temperaturas medias (60 – 300 °C) están los colectores de tubos evacuados, los parabólicos compuestos (CPC), los concentradores de canal parabólico (CCP) y los colectores tipo Fresnel; para altas temperaturas (300 – 2,000 °C) se dispone de los de disco parabólico y los de torre central.
Calor Verde no fabrica estos sistemas ni tampoco los instala. El proceso que sigue la startup es el siguiente: Mediante un algoritmo elaborado por la empresa mexicana (que está en proceso de registro), se analizan las empresas-clientes de acuerdo con una gran variedad de datos, de tal forma que el software indica cuáles de ellas son buenas candidatas para una implementación de energía solar.
“Nuestros servicios están dirigidos a las Pymes del sector industrial, ya que son las más propensas a la falta de opciones de financiamiento; éstas se encuentran en las industrias lechera, comida enlatada, textil, papel, química, harinas y subproductos, secado de alimentos, bebidas, carnes y plásticos, entre otras. Nos enfocamos, generalmente, en aplicaciones que requieran temperaturas menores a los 250 °C”, comenta Néstor Ortiz.
Una vez que la empresa pasa por el primer filtro, viene la etapa de diseño. A través de herramientas digitales creadas por Calor Verde, se hace una simulación en la que se diseña y se prospecta qué tipo de tecnología y qué cantidad necesita esa compañía. Cuando el diseño técnico prototipo está listo, pasa a la fase de outsourcing. El diseño del proyecto se presenta a un mercado de proveedores nacionales de servicios de instalación. Calor Verde trabaja con empresas mexicanas certificadas como Módulo Solar e Inventive Power (dispone de una base de datos de 25 firmas certificadas en México). Si uno de los proveedores acepta el proyecto, expone el costo que tendría llevarlo a cabo. Entonces Calor Verde hace una evaluación para saber si conviene o no realizar el trabajo con ese proveedor. Si es aceptado, el paso siguiente es el crowdfunding, la recolección del dinero mediante una plataforma web (también desarrollada por Calor Verde) en la que los inversionistas deciden invertir o no en ese proyecto.
Al obtenerse los recursos, se lleva a cabo la instalación, se da un seguimiento, se paga al proveedor y, cuando el cliente comienza a obtener ahorros en energía, inicia los pagos del financiamiento a Calor Verde, que, a su vez, paga la inversión y el interés a los capitalistas de su red de fondeo colectivo.
Todas estas etapas se encuentran en fase de desarrollo y por ahora sólo están enfocadas en sistemas termosolares, pero planean, en un futuro, abarcar todas las energías renovables.
El creador y la empresa
Néstor Manuel Ortiz Rodríguez se encontraba en una estancia de intercambio en Uruguay, en 2015, mientras estudiaba la maestría en Energías Renovables, en el Instituto de Energías Renovables (IER) de la UNAM. En ese país, trabajó en el desarrollo de concentradores de canal parabólico y tuvo la idea de crear una empresa para fabricar esos productos y venderlos en México. Pero, al analizar el mercado, notó que, además de que ya había empresas que los fabricaban, existían obstáculos para una instalación exitosa, como el financiamiento. Fue en ese momento cuando modificó su idea y decidió fundar una empresa de servicios que conectara a instaladores con clientes mediante una plataforma de fondeo colectivo.
“En 2015, se lanzó una convocatoria, por parte de la UNAM, para el Certamen de Propuestas Multidisciplinarias para Resolver Asuntos Apremiantes de la Realidad Mexicana, el cual otorga el Premio ‘Javier Barros Sierra’. Decidí participar con mi propuesta, que, en ese momento, tuvo como título ‘Mecanismos para potenciar el aprovechamiento de los sistemas de energía solar en el sector industrial’, la cual tenía todos los principios de Calor Verde. Ganamos el primer lugar y, en 2016, recibimos un premio por 25 mil pesos y un reconocimiento en el ‘Segundo Encuentro de Jóvenes Ingenieros’, organizado por la Academia de Ingeniería Mexicana”, cuenta el emprendedor.
En ese mismo año (2016), Néstor Ortiz concluyó su maestría y comenzó a constituir su proyecto bajo el nombre de Calor Verde. También, en ese mismo año, participó en el Cleantech Challenge, un concurso nacional que premia los mejores proyectos sobre energías limpias.
“Este año, estamos participando nuevamente en el Cleantech Challenge, [y] estamos obteniendo una gran retroalimentación, tanto de los participantes, como de los mentores, para mejorar nuestro modelo de negocio. Independientemente de si ganamos el primer lugar o no, tengo planeado fondear mi proyecto a través de una plataforma mexicana llamada Play Business, para recaudar fondos para mejorar la página web de Calor Verde”, asegura el investigador del IER.

Edwin Armando trabajando en el desarrollo de la plataforma de crowdfunding.
Néstor Ortiz es ingeniero químico industrial por la Universidad Autónoma de Yucatán (UAY), de la que se graduó en 2008. Desde ese año, ha trabajado en varios proyectos sobre energías renovables, tanto públicos como privados. Uno de sus compañeros y socios es Sergio Lugo, ingeniero físico por la UAY y egresado del IER, con quien está desarrollando la startup Calor Verde. Además, Edwin Armando Canche Moo, ingeniero en Tecnologías de la Información por el Instituto Tecnológico de Conkal (Yucatán), es un integrante del equipo, quien apoya en la configuración de la plataforma de crowdfunding.