Sinaloa es un alto productor de maíz blanco, el cual se utiliza principalmente para consumo humano, pero su cosecha genera altos volúmenes de rastrojo que contamina el medio ambiente. Ahora, estos residuos (tallos, hojas, cáscaras y olotes) comienzan a jugar un papel importante porque pueden transformarse en etanol, un combustible limpio que puede oxigenar la gasolina actualmente en uso para hacerla menos contaminante, más eficiente y a menores costos.
Investigadores de la Universidad de Sinaloa (UAS) trabajan en un proyecto llamado “Etanol celulósico: Análisis económico de las tecnologías alternativas para México”, apoyado por el Fondo Sectorial Conacyt-Secretaría de Energía-Sustentabilidad Energética.
“Después de conocer la primera planta de etanol celulósico a partir de rastrojo de maíz en Estados Unidos (Iowa), la cual opera a nivel comercial, observé el potencial que tienen esos residuos agrícolas; me enlacé con investigadores de la Purdue University en ese país y ellos nos han acompañado en el proyecto desde entonces. La finalidad es construir una planta de etanol celulósico en México”, dijo, en entrevista, el doctor Luis Armando Becerra Pérez, investigador de la UAS y líder del proyecto.
Becerra, también profesor universitario, se encarga de investigar la viabilidad económica para usar las diferentes tecnologías de transformación de rastrojo de maíz a etanol y si son rentables para potenciales inversionistas. Para ello, analiza con su equipo dos tipos de rutas de transformación de la biomasa: la bioquímica y la termoquímica; la primera tiene que ver con fermentación y, la segunda, con aplicación de calor y gases.
Después, hacen un análisis sobre los costos de los procesos y si son viables en México, específicamente en Sinaloa. También se investiga si los insumos son suficientes y en qué radio geográfico pueden encontrarse, pues, dada su baja densidad energética, no pueden transportarse a una distancia mayor de 100 kilómetros a la redonda, porque los costos serían muy altos para una planta.
“La tecnología que usan en Estados Unidos es la fermentación, pero, para eso, se requieren alianzas estratégicas, como ellos las han hecho con empresas internacionales y con el gobierno local, para poder respaldar el desarrollo del proyecto”, explicó el investigador, y añadió que esos dos eslabones son vitales para concretar una planta comercial: alianzas y apoyo del gobierno.
En Sinaloa estamos produciendo 6 millones de toneladas de rastrojo de maíz; con esto se podrían ubicar dos plantas de etanol como la que existe en Estados Unidos, con una inversión por planta de 300 millones de dólares aproximadamente.
Por ahora, no existe la producción comercial de etanol celulósico en México, pero la UAS se está preparando y actualmente está en construcción una planta piloto. Aunque es de etanol de primera generación, podría ser el principio de esta nueva industria en la región.
Los rendimientos que podrían lograrse con el rastrojo de maíz son de 70 galones de etanol por tonelada, un nivel de conversión muy aceptable, que permite lograr la rentabilidad económica de los proyectos de etanol celulósico.
“Por ahora, terminamos la primera etapa del proyecto, la cual buscaba medir la cantidad de rastrojo en Sinaloa e investigar las diferentes tecnologías. Ya logramos identificar y cuantificar los residuos. En Sinaloa estamos produciendo 6 millones de toneladas de rastrojo de maíz; con esto se podrían ubicar dos plantas de etanol como la que existe en Estados Unidos, con una inversión por planta de 300 millones de dólares aproximadamente, las cuales se ubicarían así: una en la zona centro de Sinaloa y otra en la zona norte; las dos, en conjunto, podrían producir 150 millones de litros de etanol al año”, indicó Becerra Pérez.
Y destacó que, de producirse el etanol a partir de rastrojo de maíz blanco, éste puede ser usado para oxigenar la gasolina en México, ya que actualmente está siendo oxigenada con recursos fósiles llamados MTBE (metil tert-butil éter) y TAME (teramil metil éter), que son componentes que dependen del petróleo y son altamente contaminantes y dañinos a la salud humana.
“Además, estaremos usando un residuo agrícola que no se usa para la producción de un combustible limpio, y se podrían incrementar los ingresos de la población rural, porque las plantas productoras comprarían el rastrojo a los productores locales”, opinó el investigador, quien es economista por la UNAM y tiene un doctorado en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Baja California.
Luis Armando Becerra Pérez es autor del libro La producción de etanol en México, insumos, procesos y oxigenación de gasolina, publicado por la UAS. Además,ha publicado diversos artículos científicos sobre el tema.